Una de las cosas sobre las que más ganas tenía de hablar por aquí era de libros. Oh, he hablado mucho de ellos por los diferentes blogs que he tenido (esto es lo que tiene disfrutarlos con pasión, que todo ese cariño te sale por la piel y necesitas darle voz de alguna manera), pero, también, con el paso de los años me he dado cuenta que no soy buena a la hora de hacer reseñas. O quizás sea más acertado decir que me agobio cuando baso mi contenido solo en reseñas de los libros que he ido leyendo (sobre todo porque soy una lectora un tanto lenta a la que, además, le encantan las relecturas). Por eso cuando decidí que hablaría de literatura por Vedriti tuve claro que no sería haciendo simplemente reseñas, sino recomendando autores que creo que merecen vuestro tiempo (o que, al menos, a mí me tienen enamorada y que por ello merecen el tiempo que invierta en crear la entrada) o sobre diferentes libros que han pasado por mis manos y crea que deberían caer en las vuestras. Y hoy os voy a hablar sobre una autora que, al menos, merece que echéis un ojo.
Es difícil recomendar a una autora de novela romántica adulta, no porque no haya autoras buenas, sino porque es uno de los géneros más desprestigiados de la literatura. No sé si esto se debe a que es un género escrito por mujeres, y principalmente enfocado hacia mujeres; o porque uno de los ejes centrales de las tramas son las historias de amor; o, tal vez, por esas horrendas portadas que son recordadas con vergüenza y le dieron el nombre de "novelas rosa". O simplemente sea la suma de todas estas cosas juntas (y muchas otras más) lo que hacen que mucha gente, en cuanto escucha
<< romántica adulta >>, hace un gesto de desagrado y se aleja de estos libros. Sé que quizás ahora esperéis que os dé una decena de motivos por los que no deberíais hacer esto, y aunque a una parte de mí le encantaría aniquilar esa nefasta idea de
<< las autoras de romántica son peores que cualquier otro autor >>, mi única intención hoy es conducíos por esta entrada despacio, casi como is os llevara de la mano, para que cuando lleguéis al final germine una idea en vuestra mente:
<< ¿por qué no? >>
<<¿Por qué no le doy una oportunidad? >> ; << Por una vez... >>. Solo con esto ya lo podré considerar una pequeña (gran) victoria.
Y ahora, después de estos largos preámbulos en los que siempre me encanta navegar, os voy a hablar un rato sobre Courtney Milan.
